Hace un ratico me levante para dejar a mi padre en el trabajo. De regreso a casa paso una carroza funebre por mi lado. En la ventana trasera, con la cortinita un poco corrida se veia un ataud blanco/beige (un color muy pimaveral, dicho sea de paso, para un ataud). En el semáforo, el carro que esperaba la verde enfrente mio estaba abordado por dos viejitos (Don Viejito y Doña Viejita) y en cuanto la carroza se les posó al lado, en la otra línea, no podían quitarle la vista de encima. Pensé entonces en la gravedad del asunto, en que el viaje lento y acostado por la ciudad no estaba a más que algunos años de Los Viejitos, en cómo viajaría yo, las diferentes posiciones que el rigor mortis me permitiria... y senti que, de alguna manera, Los Viejitos me miraban a mi. Hubo un silencio incómodo. Lo rompí tarareando una cancion de Charly (los amigos del barrio pueden desaparecer, pero los dinosaurios van desaparecer...) y justo cuando iba a empezar a sentir sus tonos de desprecio la verde apa...