OTRA JORNADA
Hoy el día ha estado de resaca. Ayer se desviaron los ojos y se hizo más y más dificil salir airoso del minutero.
Cuándo dieron las tres de la tarde comprendí que ayer no estaba más. ¿Cómo podría estarlo si las dos y cincuenta de la tarde pasada había cerrado con broche de oro hacía años? Lo cierto es que si las dos y cincuenta de ayer eran las tres de hoy, definitivamente, las tres de hoy son las dos y cincuenta de ayer. ¿Me explico? Que bueno.
Al final, (o ya casi al final) cuando la última cifra (de horas, de fatiga, de unanimidad -de borealidad- de mierda) se va coronando con el doble cero que lanza maravillas e improperios indiscriminadamente, y se alistan los hombros de mochila y de tennis usadas, descubro que no ha sido tanto.
- Vamos viejo, levántate que has tenido días peores.-
Y no me importa, la verdad es que me es indiferente la charla con la vieja histérica que exige mi profesionalismo de caja de cereal: "Buenas señora, pase y firme aquí si me hace el favor, siéntase cómoda o no, me da igual, si quiere un masajito, también llámeme, me encantan sus problemas. Todos ellos." Es llegar, después del "eso" y ante la certeza del "ese" a tirar prendas al suelo y verme las rodillas.
Hoy ha estado bien, el día lento y aceptable. Los malos son agitados, tanta gente al mismo tiempo y tan pocas ganas de hablar. Esos en los que me paseo por la oficina con el pelo en la cara (la cola mal hecha) y me saltan los ojos, y me parezco nada mas otro aprendíz de manzana. Todas frases hechas.
Pero ya casi es hora. Me tengo que ir, ídem, me voy.
Comentarios
ni tú ni tus boberías.
nada.
odio las costumbres.