LA DESCARGA
El teléfono, portador de mí a través de los kilómetros en el pulso (telefónico), acortador de distancias y demoledor de años de ausencia, me mira y me dicta la rutina: agarrarle y marcar a tarjetazos el número nuevo, esperar un par de tonos y saludar como si nada, darse cuenta de que no habìa nada que decir...
Suena tonto, pero me ha hecho mucho bien hablar tanto diciendo nada con vos. Gracias.
Suena tonto, pero me ha hecho mucho bien hablar tanto diciendo nada con vos. Gracias.
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lo mismo acá...