exacto
Yo también, a su tiempo, me sentaré en la mesa del comedor a hacer cuentos, a rendir homenaje. Construiré en el patio un espacio para que no se me vayan las dos o tres cositas que tengo, para que quieran quedarse, porque habré hecho yo lo mismo, porque me levanté temprano a husmear las plantas y a pasar revista por los matorrales.
Y es reafirmante, en el mejor sentido de las palabras, eso de sentirse incluido en el rito. Eso de sucederle al hombre, lo mismo que la vida le sucede al tiempo. Es relajante decir: yo también, y pensar que habra un final feliz, dentro de lo que cabe el final feliz. Que al último momento me erguiré sobre mis canillas, y habrá quién hable de mi y diga: ese era el hombre de su tiempo, que gracioso, que sencillo, que sabio. Y habrá quién lo diga, como hay quién diga cualquier cosa.
Ha pasado el momento de las citas, de los lagrimones y de la vista en el techo, es ahora, en este preciso instante, cuando pasan frente a mi las estelas de lo que hay que ser.
Y asi es.
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