#13 Pequeña toma del mes de Febrero
Comenzo por los umbrales, luego, pequeñas verdosidades recorrieron cándidamente los aleros, las tapas, y un dia se asomaron por las rendijas de los cerrojos. La lluvia dejo de verse por entre las ventanas; cómplice. Asi la casa fue tornandose amarillenta, verde y azul oscuro, hasta que no pudimos vernos las caras y con los días nos fuimos oscureciendo nosotros. Era casi abril cuando en el reposo de las sillas no cabian tallos ni espinas. Optamos por no movernos y nos alcanzabamos los cubiertos con la punta de los dedos por preservar el equilibrio cruel de aquel santuario. Ninguno de nosotros, presos de la desconfianza y el fervor de no perdernos en la maleza quiso admitir nunca que meses atrás, alguien habia dejado la llave abierta. Febrero era, entonces, una broma burda.