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Mostrando entradas de noviembre, 2004

N. escribió: Poema

LIQUIDACION

Libre de condición. Me acerco lentamente a vivir entre cucarachas de dos metros que caminan erguidas y sobreviven a holocaustos rosados. Como me han dicho antes, pronto cambiaré permanentemente. Es solo un recordatorio. Entonces póngaseme nombre y áteseme en el patio con mi número de serie: "toma de mi todo". Promoción por tiempo limitado. Aplican restricciones.

EN ROJO

Me pasé una luz roja en un acto febril de rebeldia. Y a juzgar por los posibles chillidos pavimentados y las caras blancas y boquiabiertas también debió haber estado escondido tras la esquina el mismísimo Mr. Presley con traje blanco con luces y lentejuelas. Cuadra y media mas tarde me di cuenta de que el escándalo era por mi culpa e inmediatamente me amarré un pañuelo a la cabeza y salí con todo y ametralladoras y cartuchos de dinamita gritando que era culpa de la luz. La policía se atrincheró y me apunto temblando en lo que intentaban negociar las condiciones de mi libertad. Yo malinterpreté uno de los gestos, agarré a algún turista despistado por el cuello y encañoné a la ciudad sin bajar las ventanillas. Luego los helicópteros, las luces sudorosas, vueltas, boom! Estallamos sobre Nebraska Avenue y caímos meciéndonos suavemente cuando el asfalto cobraba un color verde por el reflejo. No sé en qué estaría pensando, pero esta aventurita mía me va a costar un fuerte dolor de cabeza en

PARENTESIS

La vida debería estar llena de paréntesis. No hablo solamente de los que se usan con exceso para ilustrar, comatizados, curvos y transparentes. Las muletillas escapatorias que arreglan el mundo de un tintazo. Hablo de besos en blanco y negro en París, epifánicos y sumamente adjetivados.Paréntesis capaces de transportarme al muslo quemado por cigarrillos de la Florinda escandalosa de la gasolinera. Al jefe pavoroso. Al pedal artrítico del tipo con el hígado machacado. Pausas de humo entunelecidas. Claroscuros para un punto y aparte. Por eso, y solo por eso, es que no tiré la puerta con todas mis fuerzas ni te rebané los dedos con la ventanilla rabiosa. Estabas rodeada por dos rayas curvas que me amenazaban. Alejo

VIERNES MALO

Tras un par de dias de ausencia decido volver. Si me disculpo es solamente por salvar mi coartada del tipo buenagentenofuemiculpaenrealidadsoyunamor. Pero la verdad es que no soy bueno, no soy un amor y si fue culpa mia o no me importa un carajo. De hecho, es posible que de ahora en adelante camine encorvado, empuje a los ancianos que traten de cruzar la calle y trabaje detenidamente en una cicatriz que corone mi rostro. Que a los que esperan de mi comprension y buena voluntad les de, a cambio, mi dedo del medio, izquierdo y anudado. Que me vaya sin despedirme, que vacie los refrigeradores ajenos y entre a las casas sin ser invitado y sin limpiarme los pies en la siempre-entumecida alfombra. Que me ria a carcajadas obscenas en los funerales y saque a patadas a las embarazadas de los asientos del bus. Pensándolo bien, creo que no me voy a disculpar. He tenido dos dias dignos de las personas que no caminan encorvadas ni con cicatrices en la cara y decido pasarme de bando. Entonces, si me

REMINISCENCIAS

“The finest day that I ever had Was when I learned to cry on command I love myself better than you I know it's wrong so what should I do?” (Kurt Cobain, On a Plain -Nevermind-.) Vengo con muchísimo gusto y meneando la cola a decir, sin quiebres en la voz, que he sobrevivido a un par de horas en el mall escaseando de tienda en tienda. No ha sido suficiente mi dosis de autocensura o de mareo inducido para sacarme a gritos a esperar en el carro o tirarme al suelo a hacer berrinche. Siendo, no solo por habérmelas ingeniado para salir triunfante con un trapito nuevo o con el apetito acarnivorizado de fideos, sino mas bien por la certeza nueva, oliendo aun a su papel de fábrica, frágilmente pisoteable, de haber tenido todos estos años el talento oculto del autocontrol. Siendo así, solo puedo empezar a imaginarme las posibilidades de mi nuevo don. Claro que no hablo simplemente del siempre-moderno-Al-Bundy-interior de “si nena, te ves bien” o del tipo callado en la iglesia pensando en Vic

ORATORIA

Uno, dos, tres, probando… habla la Ira de Alejo y he venido arrastrándome de nuevo para hablarles de cómo han conseguido ignorarme por tanto tiempo. Ya sé que una vez prometí que no iba a formar otra de estas escenitas, pero ¿no era esa, al fin, otra forma de apaciguarme? Cómo sé que esperan a que termine la Paciencia y el Hígado de Alejo para hablar también, voy a ser breve. Voy a limitarme a una advertencia: O me empiezan a tomar en cuenta de una vez por todas o estallo. Y todos sabemos que mis berrinches no son nada bonitos.

EFERVESCENCIA BOREAL

Tú saliste una vez de tu casa gritando que la tarde estaba verde. Cuando llegaste a mí hablamos de la luz sobre la pared. Luz minimalista en el amarillo despuntado que arremetía contra nosotros y el resto desde la hierba. Y hablaste mientras te miraba en cámara lenta con tu cabeza hacia un lado y tus hombros obscenamente descubiertos; dejaste relucir vellos rubios y minúsculos en tu cuello a contraluz, esternocleidomastoidéamente, perfectamente indiscretos, desmedidamente deseables. Hablaste y no importó lo que decías porque cuando soltaste el humo se movió tan lento y frágil como tu. Como hacia frío decidiste privarme de mi contentura y te abrigaste quitándome la sonrojada vista de tus hombros desnudos, tu cuello eréctil y tu plasticidad tan de carne y hueso. Me dejaste solo con el humo somnoliento e incoherencias acerca de una tal Agatha Ruiz de la Prada. Inmediatamente cerré las ventanas con una sonrisa falsa: tanta luz e inevitablemente, tuve que agregar esa a la lista de razones p

POST IT

Hoy no escribiré. Después de pensarlo cuidadosamente decidí enfrascarme en una especie de hibernación emocional. Hoy soy víctima, por mi propio gusto, de ayer y he descubierto que no ha sido nada. Que pueden pasar días además. Así que si hay cabida aún, júzgueseme: ¡Alejo es tan decadente! Un farsante sin nada que decir. Así entonces, lo he advertido.

BREVE NOTA

Como me he prometido forzarme a escribir al menos un par de oraciones diarias aquí me tengo, de castigo. Creo que la próxima vez que se me ocurra forzarme a hacer algo, la reprimenda será mas razonable, como obligarme a comer manzanas hasta reventar o pararme desnudo en una esquina del cuarto toda la noche con un sombrero de fiesta. Se me ocurren muy pocas cosas peores que un cabezazo tan directo contra la inutilidad propia. Es tremendo tener que depender de la inspiración para aliviarse en letras. Inadjetivable el encontrarse invalido en un día común y corriente, sin nada que decir y sin una perspectiva que agotar. Queda cubrirse con sábanas tan normales como las del vecino y dormir como duermen los que saben que al día siguiente tendrán que dormir otra vez. Esperar quizá tropezar con un pedazo de musa atravesada en el camino y saber dar el resbalón adecuado, y al caer, disimular. Callar y taparse con las sabanas del vecino, muerto a manzanazos.

FINAL FELIZ

"Shakespeare es, de algún modo, el miserable John Vincent Moon" (Jorge Luis Borges) Esa mañana abrieron las puertas con las caras planas de cristal. Habían pasado la noche haciendo preparativos y casi todos los empleados de La Ventanilla apostaban a que verían entrar en cualquier momento a Alejo cargando su mochila beige y su paso acelerado de sudor; solo unas pocas muchachas tenían confianza aun en la sensatez que les imponía una infancia de electrones rosados. Más o menos a las nueve y diez entró el héroe imperceptible. Sin que nadie lo notara pidió información y se sentó convenientemente. Sin aspavientos. Mas tarde, a la hora de almuerzo quizá, los empleados se paseaban con la cabeza baja sin poder entender el por qué de la pesadez y el descontento. Algunos concluyeron que si en realidad eran muy-buenas-personas estaba mal reírse-de-alguien-mas y le pidieron en secreto perdón a todos y vivieron felices-para-siempre. Otros se hicieron de espuma y como una mole anduvieron la

MOFA

“See, like them smiling, Like pigs in a pig house, See, like them snied. I cry “ (John Lennon/Paul McCartney, I am the Walrus) Alejo lleva al menos un par de horas sentado frente a la computadora deseando que las cosas fueran tan fáciles como todos le hicimos creer. Por eso he de decir: bien hecho muchachos, ahora sabemos que el fruto de nuestro trabajo es gratificante, sin duda. Deberían verle teclear y mirar con el rabillo del ojo hacia nuestro lugar esperando a que por azar nos levantemos y le llamemos con el dedo: la pirámide esta casi lista, solo faltas tú. Pobre neandertal de rasgos difusos y mochila maltratada, eso es lo que te ganas por creerte el ombligo del planeta. Y para que lo sepas, la próxima vez que te acerques a nuestra ventanilla a pedir información (así sea la hora del día) te volveremos a mandar con un gesto semi-amable a sentarte mientras esperas a que uno de nuestros corresponsales no pueda mas del dolor de estomago y finja dejar de reír para decirte que estamos c

LA IRA

“Llegó con su espada de maderay zapatos de payaso a comerse la ciudad” (J. Sabina / J. M. Bardagi) Minutos atrás tuviste el descaro de decirme que tenías sueño e ibas a dormir. Me has dejado pasmado. ¡Después de haberte hecho el cuento del interno Dieciséis que le propuso matrimonio a la Cibeles a pesar de ser una estatua, tal y como dice la canción! Hace días que andas insinuando que me enfrasco demasiado en mis propios asuntos y que no comparto contigo las historias como antes. Que, por ejemplo, prefiero escribir versos con el nombre de Goya o pasarte a Cortazar en papel celofán antes de dedicarte un golpe de mirada como solía hacerlo. Es así como he tenido que verte marchar mientras esperabas (lo sé) que te detuviera del brazo vistiendo un traje menos azul.Y aunque hoy te has perdido, quizá, el cuento del parisino que no sabía contar estrellas o el de la mujer que no sabía cortar flores por el tallo sino por las espinas, esta noche (y solamente esta noche) me voy a dar gusto inmisc

PROSCRITOS

Quedamos tendidos uno sobre el otro. Tú sudabas y respiraste agitada. Abrías y cerrabas los dedos de las manos y de los pies (mas tarde me contaste que era para aliviar el bochorno de estar desnuda por tanto tiempo). Comenzaste por palpar los huecos en la cama, los espacios en los que debimos haber estado y el espaldar que tan bien conocían tus manos, luego mi espalda y mi pelo al fin. Yo me acosté boca abajo, puse a reposar mi cabeza sobre tu pecho. Mis manos se me perdieron definitivamente y después de mucho esfuerzo logre situar mis piernas flaqueando cuando entrecruzamos dedos gordos. Así nos quedamos aproximadamente dos años y quince días, y estoy seguro de que fue, mas que todo, por miedo a descubrirnos apostándonos las gargantas o de admitir que el próximo paso a seguir era levantarse. Te amé por ese temor que me infundiste sin preponértelo. Nos levantamos a comer, luego al muelle a ver amanecer. Improvisamos el mercado negro de manta rayas y aprendimos cómo la carnada y el jugo

ESTIRPE

Me hago viejo. Botas, y a machacar el umbral amistoso con vista al camino. La ciudad esta tan desierta como siempre y evito caer en nacionalismos esta vez: hoy soy mi patria. Me he ocupado entero; desde el dedo meñique de mi mano izquierda hasta la camisa que me he esforzado en desteñir (previamente he comprobado las ventajas de la inercia, el magnetismo, la versatilidad de mi morada). He medido con precisión de perro echado los vapores de décadas de ocio dedicado. Hoy le haré justicia, por única vez, al receptáculo de sudor y ardores en el que puse mi casa hace algún tiempo. Me doy vuelta en la ignición sobreponiéndome al desconcierto momentáneo. Pienso: en este momento debería sonar un teatro lleno de gente aplaudiendo, sin euforia pero con la gratitud que con la que se le aplaude a una orquesta que termina su canción más ensayada. El polvo toma posesión de dónde estuve y es así cómo caigo de bruces ante el señor Yo, descalzo, quitándole guisazos a las orillas del pantalón y con int

EL CANSANCIO

Últimamente me pasa con frecuencia que le dedico un día entero a un movimiento específico, una vista llamativa o una postura trastocante. Personalmente prefiero alguna señal imperceptible que posea un minúsculo soplo de complicidad. Por ejemplo, hoy cuando regresaba, en algún lugar de el trayecto, caí en cuenta de cómo terminaba mi ultimo paso y empezaba el próximo cubierto del mas extraordinario cansancio. Un abandono espontáneo de euforia. Una deficiencia de fertilidad al andar. De dos a tres. El resto del día puede, muy bien, pasar desapercibido, ese instante leve de conciencia es suficiente para hacerlo efímero. Luego, aunque a salvo, queda extenuado el portador con la antorcha cubierta del brío más inoportuno. El cansancio: pestañas acurrucadas y extremidades manoseadas con aceite de todos los días.

LA MEDIDA JUSTA

Me conoces bastante, esa iba a ser mi próxima pregunta, dijo Ella y se quedo callada. Después de considerarlo mucho respondí que sí la conocía y le pregunte si eso le molestaba, de ser así me podía consumir un poco y, después de mucho esfuerzo, conocerla un poquito menos, el único problema era desconocerla demasiado pero en ese caso podríamos llegar a un acuerdo y Ella enseñaría discretamente las partes que le convinieran hasta que mi conocimiento y mi desconocimiento fueran parciales solo en la medida justa. Como no pareció entender mi plan, que se tornaba mas complicado en cuanto mas trataba de explicarlo, me preguntó con un tono que vacilaba entre estar ofendida y fascinada si en verdad estaba tan loco como decía; tuve que resignarme y decirle que en realidad no, siempre y cuando no sea veintitrés, los días veintitrés me arrebato. Bastó eso para cambiar inmediatamente el tema. Hablamos de fotografías viejas y de asesinarnos gradualmente con un sentido brutal de la moda... En los día

IR ACOSTUMBRANDOSE

Hoy he dado de frente con el vaticinio descarado de que en un tiempo corto, pero impreciso, desapareceré. Eventualmente bajare de estatura y se ensancharán mis huesos, mis manos se harán torpes y agitaré con fuerza todo lo que quepa en ellas, se fruncirá mi ceño permanentemente abultando mi frente, mi ya escaso vello facial se limitará a una línea discontinua sobre mi labio superior y haré trizas los pedacitos de idioma que ahora atesoro. Mi cabeza ganará una forma más bien achatada, como la certeza de que el mundo es una esfera. Será imposible crear música otra vez, por eso me limitare a saltar bruscamente cuando me toque el bombo y el bajo eléctrico. Mis pantalones darán cabida lentamente a otros miles de pantalones y aproximadamente a cuarenta y siete Yos desnudos. Al fin dejaré de ser la isla que fue Piñera. Hoy me han tocado la cotidianeidad con la malevolencia del taimado. Me han pronosticado una metamorfosis inminente con una sonrisa en la cara. El hombre que soy, el que he con

ZEBRA´S LOUNGE

Broken pieces of the sun dancing in my window In the fields the zebras lounge though they will soon be gone I don’t mind. Take me home I don’t want to hear no more About this boy who got lost. Couldn’t find his way across Your burning arrows Maybe I get the feeling that you want me to be more Sympathetic of your misbehavior. Well you know that I’ve been so down, I’ve been so lost Couldn’t find my way across the empty space the empty words. Even though I’ve always known You treat me wrong I can’t deny This is where we came to die. Finally I’ll fight your war ´cause we didn’t change so much. After that, take me home I don’t want to see no more Your burning arrows

CAPRICHO

Goya Tú sabias mirarme siempre. Doblabas la cabeza devorando tu estirpe Hablabas de la vida en Marte Del zumbido en las mezquitas Y del gigante de viento. Fuiste tu quien levanto las manos al cielo Y desde el otro extremo expulso el proyectil Plomo al plomo Rodamos colina abajo Con la Razón Dijimos de la sordera y te hiciste de nube Y sin necesidad de pintar soles Porque cuando llovió ya tenías tierra y polvo Fuimos hermanos tu y yo, Goya. ¿Qué haces entonces con esa mueca de papel couché sabiendo que mi casa lleva paredes blancas?

MAPA

Recoger un par de mudas y salir. Voltear la llave sigilosamente con la certeza de que la próxima vez será con una vaga humedad en los ojos. Sentir un motor que ronronea de frío de noche y salir tras una guitarra que acompañe el viaje. En pos de ser. Convertirse, sin esfuerzo, en el caminante que será añorado y siempre bien recibido en la casa de los delantales y el mantel sucio. El de las palabras y los acentos somnolientos. El que trae en los ojos la pesadez que no se debe a la caza de cocodrilos. El de las llagas en las sienes y los callos en el andar; que arrastre una mochila pesada con la estela de su propio olvido. Tu decías siempre que las cosas debían sucederse en infinitivo y en una ocasión me retaste a pasar por tu parada de noche. Eras tu la que hablaba siempre en tono de presagio con un todo en la lengua y la pupila esquiva. Eras tu la que le confiaba a Caperucita la pregunta siniestra. Tú en ti y en mi, yo. ¿Qué destino se atrevería a arremeter contra nosotros? Y alargar lo