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Mostrando entradas de agosto, 2007

4:12 AM

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Con la quietud insomne, pienso. Divago por mundo extraños, cosas que deberían pasar, cosas que no pasan, que si. La música, el estertor de la gente, el baile, los pasos marcando el ritmo. Esta noche no puedo dormir. Pienso en mi padre. Él escribe casi sin poner su nombre, y que tontería esa de firmar con el nombre propio, como si uno importara, como si uno al fin quedase grabado en la memoria del planeta, como si no fuésemos lo que somos. Y qué seríamos. Recuerdo años atrás en San José, sentados en un sofá del Café, hacíamos trizas las intenciones poeticas de Fulanita de tal, que escribia versos en forma de pregunta. Qué tontería; la de hacer trizas, digo. He cometido tantos crímenes. De alguna forma, entonces, merezco las cosas que no pasan. Recuerdo haber tomado las riendas de mi vida en otras ocasiones, solo para someterme a la quietud, a la certidumbre. Es dificil ser un hombre y estar enamorado, es dificil pasar por la vida sabiendo lo que se sabe y sin palabras para dar a conocer

Barthelme

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Borges mira hacia el techo y responde. Jorge Luis, y ese bastón? Pues mío y suyo señor. Y el españolito le pregunta otra vez. Y el viejito amable resonde incansablemente, como lo ha hecho por tanto tiempo.  Habla de amigos a los que nunca va a conocer, que quisiera estar muerto, que llegar a cumplir cuatro veces veinte años es atroz y mierda, que rico ir a la china. Aun hay que escribir una que otra poesía.  Luego paseo por Cabrera Infante, por Cortazar, por Onetti, por Chacel,  por Cunqueiro, Carpentier... tanta gente muerta. Y al final me doy cuenta, todos estamos un poquito más muertos, todo el tiempo. El mundo, en fin, se muere poco a poco.  Leo a Barthelme, y de su escuela muero un poco más, todo se muere y no tocan a la puerta. Entonces, por qué? Por qué cojones sigue mirando Borges al techo? El viejito tiene el labio superior estirado hacia el cuello y mueve de vez en cuando las pupilas, hacia donde? Es un hombre solo, muerto y ciejo y mira hacia el techo y mueve las pupilas! A

exacto

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Yo también, a su tiempo, me sentaré en la mesa del comedor a hacer cuentos, a rendir homenaje. Construiré en el patio un espacio para que no se me vayan las dos o tres cositas que tengo, para que quieran quedarse, porque habré hecho yo lo mismo, porque me levanté temprano a husmear las plantas y a pasar revista por los matorrales.  Y es reafirmante, en el mejor sentido de las palabras, eso de sentirse incluido en el rito. Eso de sucederle al hombre, lo mismo que la vida le sucede al tiempo. Es relajante decir: yo también, y pensar que habra un final feliz, dentro de lo que cabe el final feliz. Que al último momento me erguiré sobre mis canillas, y habrá quién hable de mi y diga: ese era el hombre de su tiempo, que gracioso, que sencillo, que sabio. Y habrá quién lo diga, como hay quién diga cualquier cosa.  Ha pasado el momento de las citas, de los lagrimones y de la vista en el techo, es ahora, en este preciso instante, cuando pasan frente a mi las estelas de lo que hay que ser.  Y as

sabana verde

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Eran las once cuando me acoste. Una sábana verde, un throw de cuadros y a dormir. Como a la una me desperte, me cambié de lado y tiré una pierna por encima del espaldar: incómodo. Otra vez a las cuatro y veinte a ir al baño y a tomar agua: brazos frios. Son las ocho y quince, no quiero levantarme, hay ruido, hay que meterse por debajo de los grifos y de los pasos. No quiero ir a trabajar, no quiero ir a Inglés, no quiero ir a Concept Design, no quiero avanzar en el proyecto. Esto es una perdida de mi tiempo y del tuyo y el de todos. Me incorporo, prendo el tele, bostezo, mala noche, malas mañas, poco tiempo. También yo quiero pasar mas tiempo conmigo. Pero. Y la mancha borrosa ya sin bufandas se va rascando una nalga hacia el baño, sale, se pone un pantalon sucio, una camisa añeja y sale de su sopor reparador en comillas gigantezcas. El letargo propio termino, y deja mal sabor de boca. Así hasta las próximas once y la sabana verde.

sueño

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Alguna vez se han despertado despues de caer toda la noche? yo si. como si fuera una gran bola de nieve que cae, cae, y te enreda mas y mas, asi es ese sueño. Hoy me desperte y con lagañas en los ojos y peste a boca aun, con la baba en la cara y me di cuenta de que habia sobrevivido, a duras penas a la gran bola de nieve. Y Frank Delgado le canta a los gallegos. Sentí entonces ganas de seguir durmiendo, corriendo el riesgo de sentirme mas a salvo de las ventiscas. Pero nada. Nada. Entonces, un sombrero de guano, pedraplenes, sepos, cimarrones, cargas, machetes, balas, maniguas, Lorenzitoooo.... nada intentar dormirme de nuevo me arrullo: "Duerme, duerme, negrito Que tu mama esta en el campo, negrita" y nada, como el sijú.

ai don laic tatús

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Hay niños escuchando a un grupo tocar Equinox en Ybor City. Se despiertan asi las aves de Mesopotamia, los extremos el Eufrates y se estrechan las piramides contra las estrellas. Hay silencio: yo quisiera tocar asi. -Y esta conversación ya la tuvimos antes. En el solo de piano me escapo y me quito la ropa. Estoy de frente en el aula, sin ropa y escuchando la pentatónica mayor. Solo, solo, hay que morirse solo, hay que ponerse viejo solo y regar asi el Nilo y las plagas y no pasar, sobre todo, no pasar la saliva ni las cargas. Mias, mias, solo mias, como yo. Se acaba Ybor City y después del dolar, una flaca con un tauaje en el culo que se le trepa a la espalda pasa a siniestra. No me gustan los tatuajes.

Innegable

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Las fechas son innegables. Los tiempos turbios son innegables. Las gotas de lluvia contra la ventana son innegables. El cielo estrellado de nubes, amotinandose en un batallon es innegable. Las rayitas rojas bajo las letras que escribo, todas las palabras no-anglo, son innegables. Pero que las cosas cambian y se escriben canciones acerca de ello tambien. Pero que todos los días se sucede la fatalidad, también Pero los vientos alisios también. Pero el marmol tambien. Entonces me decido.