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Mostrando entradas de octubre, 2004

VERONICA

Verónica se dobla suave y ensalza en la bandera el corazón Verónica tiene ojos rotos y prisa en las agujas del reloj Verónica quiere que explique a un tiempo verso a verso esta canción Verónica no sabe el tino que exigen estas líneas en concatenación Verónica es la niña impúber que decía la verdad Por remontarse a una nube que no supiese volar Y cuando al fin la detuve en mi jaula de cristal Quise evitar el desplume y ella empezó a caminar Verónica, siempre-austera pasajera del azar Que quiso ser primavera y llego a ser arsenal Para ganarse un aliento digno de su pie rival Se jugó la vida entera y ganó un viento otoñal Verónica se pasea por su tiempo en detención Y dice ser de madera por mostrarse un poco al sol Y cuando jura que era diferente a como es hoy Deja que vuelen ideas y deja un poco el candor Verónica me repite que hablemos de esta canción Que le hace falta un desquite: las cosas son lo que son. Yo le respondo que hice mi parte en esta ecuación que lo que falta lo grite en

CRONICA DE MOTIVOS pte4

La lista de razones que me podría atar a un lugar específico del planeta es, como todas las cosas, relativa. Resulta extremadamente importante sentarse a darle rienda suelta a la imaginación, al menos de vez en cuando, para saber adonde se esta parado; si son verdad dichas razones o si uno mismo tiene con qué mantenerse en pie.Por ejemplo, me resulta muy fácil enumerar los motivos por los cuales seria glorioso irme de Tampa, de Florida, es más, de los Estados Unidos! Casi seria necio hablar de la negligencia de los habitantes y la indisposición del gobierno ante mi presencia, la concatenación del día a día en una cultura que, por resultarme extraña o desconocida, termina siendo inhóspita, el devenir de miles de años de atraso en mi carrera y mi formación profesional (que al final nada tiene que ver con mi carrera), el desgastado sistema de salud, el aun mas podrido sistema de valores. Todo esto resulta, en efecto, necio si aprecio, con toda su magnitud el hecho de que hoy, Guido me ame