LA GENTE NO CAMBIA, LO DIGO YO

Me he encaprichado en descubrir con tu silueta en el cristal una mentira que me haga bien, que sea precisa, que sea mujer.

Y me tiro de costado hasta el filo de tu falda y, las veces que caímos en las muertes, no se ven.



Piernas abiertas buscando el mar que prometimos para ganar tiempos de cólera y de callar. De hacemos fuertes al amputar los sonidos del desgano, de aquél chaparrón salado, de la vuelta que nos dimos al perdernos en la piel.

Que parece demasiado verme vivo y estrujado en tus pasos asesinos en la tinta de tu voz, en los cuentos que pensamos que dijimos por error.



Mírame bien, no soy el mismo: ando vendiéndote costillas por sudor. Siénteme más, a ver si alcanzas a despegarte las palabras que te doy. Pobre de ti si estás despierta hay poesías mas terribles que tu don. Piénsame mal, abre las puertas para coserte los zapatos a las puntas más rotas de ésta canción.



¡Qué repentina la explicación! ¡Un paso al frente retando al sol!

Una historieta en casualidad. Muchos pedazos de ser y estar y los ojos apagados, con tu imagen a los lados, buscando, en las hojas muertas, el cambio de tu estación. Los talones enterrados, los pasos recién pintados con el toque de caderas que me dio tu compasión. Con el asta de banderas de tu espalda en mi dicción.



Esta canción, para tu boca, está empañada con el pelo de tu olor. Cuídate bien de ser ajena al ceniciento timbre atado de su voz. Y miénteme, dime que sientes a las semillas dormidas de otro ciclón. Y mira bien, no te equivoques, que fuiste sal en las heridas y, por eso, ésta es tu última canción.

(A Limine, Un paso al frente - Catarsis -.)