PERSONAL AUTORIZADO

¿y tú qué miras?

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Pues si no he tenido tiempo de mirar hacia atras es solo eso: tiempo. Si, yo soy todo eso, pensé que ya lo sabías. Hablas de mi vida como si fuera tuya. Te miras las puntas de los pies y muerdes tus uñas cuándo mencionas "el incidente".

¿Lo que ha pasado es que no me corto el pelo? ¿de eso se trata todo? ¿o que el enredo con aquella de ojeras y rizos pálidos fue mi culpa? Pues claro, no había necesidad de tanto alarde, yo te lo hubiera dicho claramente.

Esta noche, cuándo cenábamos, preguntaste que qué pasó y se hizo el silencio. Te digo que pude oir como mantenían la respiracion mis cubiertos. En lo que apartaban la mirada y se rifaban la respuesta, lo mismo que aceite hirviendo, te sostuve la mirada y bastó para darte un par de días de vueltas encolchadas.

Siendo franco, miento. Y era obvio, no digo lo que no digo por simple pereza. Que quede bien claro, el arrepentimiento y la vergüenza no tienen nada en común; y yo no conozco a ninguno de los dos. Si no te he dicho que es a mi a quién busca una bala con un machete en la mano desde hace tiempo no es porque me interesa que no lo sepas, es simplemente que me quiero evitar la conversación pegajosa. Me parece más simple una conferencia opaca, pero corta, que abrirte un huequito y dejar que veas lo que crees que quieres ver en mi.

No señor, eso si que no.

Mi pasado, es verdad, no es tan engorroso ni tengo tanta historia o esqueletos a las sombras, pero es mío y nada más que mío, no por privado ni especial. Simplemente, no me ayudaste a apilarlo dónde está y, por eso, no te toca revolverlo. De verdad me putea que no saques la misma conclusión sin mi ayuda.

Me reservo el derecho esclusivo de hacer recuento. Eso es rigurosamente mío.

Por lo demás, no te preocupes, ya me lo esperaba de vos.