NOVENTA Y OCHO

Morelli hablaba de algo así cuando escribía: "Lectura de Heisenberg hasta mediodía, anotaciones, fichas. El niño de la portera me trae el correo, y hablamos de un modelo de avión que está armando en la cocina de su casa. Mientras me cuenta, da dos saltitos sobre el pie izquierdo, tres sobre el derecho, dos sobre el izquierdo. Le pregunto que por qué dos y tres, y no dos y dos o tres y tres. Me mira sorprendido, no comprende. Sensación de que Heisenberg y yo estamos del otro lado de un territorio, mientras que el niño sigue todavía a caballo, con un pie en cada uno, sin saberlo, y que pronto no estará más de nuestro lado y toda comunicación se habrá perdido. ¿Comunicación con qué, para qué? En fin, sigamos leyendo; a lo mejor Heisenberg..."
(J. Cortazar, Rayuela, Cap. 98)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
haypocascosasenlavidaquemesonvicio:elcafe,cortazarytu.
Anónimo ha dicho que…
unmailentucuenta.leelo.

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