NORMAL DOS

Vagando por las calles de Tampa me tropecé con la posibilidad de que, lo que hago, no sirva para nada. De que todas mis piedrecitas en el zapato sean innecesarias. Si, evidentemente, nunca voy a salir con una boina a recorrer America con "la estrella que ilumina y mata", para qué me mato diciendo, haciendo, lo poco que digo y hago?
De algun modo me aterra la posibilidad de ser un tipo normal, a pesar de que ha sido mi meta desde que llegué a la consciencia. Le tengo pánico a la idea de vivir retirado en un país tranquilo, con hijos y esposa y una casa cómoda, un trabajo estable y, eventualmente, un retiro jugoso. Ser un hombre más, un socio silencioso de Evolución S.A., mediocre, atascado en mi vacuidad. Aunque asiento ante las ideas del predicador común, el Zaratustra cervezero de fines de semana, mi destino (si existiese uno para mi) y yo, no nos llevamos bien. Me divierto y me embarro de otros destinos ajenos que me quedarían mejor (mucho mejor, debo agregar) y en ese atolladero, me voy perdiendo de mi propia vida, como una película vista desde la primera fila. En fin, que yo, que me paso los días tratando de despistar al mundo de mi "bichorareidad", no dejo de ser un desajustado y, aunque sé que hay quién se alegra de eso, y me suma a sus bolsillos de buena gana, me da miedo que mis (nuestros) parámetros de normalidad sean reversibles y que ellos, los normales, nos hayan jugado una mala pasada y nos hayan vuelto el paradigma al revés. Y yo qué cojones hago con esa duda?