PROFERIR

Ayer me hirvió la sangre, entre una cosa y otra. Es verdad que no es para tanto, la sangre me hierve a menudo y mis veinte años corren un peligro constante de ser coronados con un aneurisma verde y dulce. (No sería lindo escuchar las últimas palabras en verde sangre? que todo se vaya nublando, un dolorcito de cabeza, una que otra incoherencia humana y paf... suelo!) Y ya sé que se ha venido hablando mucho de muerte en estos días, como aquella vez se habló de recién nacidos, y luego de camisas de rayas, pero me putea. Es decir, me sigue pudriendo el pedacito mayor del mundo en que vivo. Me pudre más aún que ese pedacito sea ínfimo para otros, una bicoca, una embarradita de mierda en la suela derecha, pronta al césped dorado.
Por ejemplo, me puteó que llegaran a contarme del siniestro con la emoción en los ojos, como cuidándome del mismo. Me puteó el pañal que me impusieron por dos segundos. Me puteó tener que quitármelo con cara de dulce y decir "loco, no pasa nada, la cosa está así:..." y razonar como lo haría la psicóloga mediocre de un colegio privado y empipizado. Me puteó aplacar los animos que me arrebataron, por derecho, que eran míos (era mi derecho el de putearme primero). Me puteó ponerle puntos y coma a todo cuándo quería usar las tildes como espadas. Me puteó que mi estómago se volviera de lado y la sangre (verde y aneurísmica) en mi interior se coagulara un poquito de rabia y de ganas de joder (nada más para putearme más). Me puteó que me entendieran tan rápido, como quién siempre entendió, y el sí (maldito sí, cabrón). Me puteó la falta de compromiso de la otra. Me puteó lo irresponsable, lo desprotegido, lo cincoañero de lo sucedido. Me puteó que fuera, al final, la persona que se quita el rostro a cuchilladas y a propósito. Me puteó que fuera mi rostro el que se quitara. Me puteó sobremanera entenderlo todo tan claramente y hallarle lógica a los porqués. Me puteó mi capacidad, hasta ahí agazapada e injustificable, de perdonar (o mas bien, de aceptar, para ser más justos.) Pero lo que más me puteó es la certeza de barrena en la sién derecha de que no hay aneurisma ni dolor en el brazo izquierdo capaz de hacerme despertar, de hacerme reaccionar como se debe, de decirme que estoy (o estuve) vivo. Que no me voy a morir aunque lo intente y que todo lo que pasó, que tanto me puteó es una nimiedad, hecha para sacar de paso a los sacablesdepaso.
De verdad, de veras que me puteó.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
q pasó?
Anónimo ha dicho que…
Seré yo el cabrón, sere yo el que te di la noticia, quien lo sabe, solo tu y nunca lo dirás.
La vida esta llena de ellas.

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