FEA

Estoy en clases (evidentemente, perdiendo el tiempo) y ella dice algo acerca de renunciar al deseo y del texto que evaluamos. La miro a mi lado con la ceja izquierda levantada en un arrebato siddhartheño (-ístico?), tan fea, tan fea! (pero es fea de veras?) esta tan fea! con la espalda encorvada y las ojeras de quien no sabe qué hacer de sus horas; y la cabeza ruidosa, postrada en el tabloncillo que usamos para apoyar los lápices dice que hay que renunciar al deseo cuando se daba por sentado que la renuncia al deseo de renuciar en si, es el mantra más cálido. Así, ella, con todas sus ganas de renunciar, y sus "conscious choices" no llegaría a nada más que a la "A" al final del semestre y se olvidaría, inmediatamente de la flor de loto, cambiando al Tibet por el Bank of America y a los koans por cartas contractuales. Y era tan fea que juro que pude ver, en toda la longitud de su cara, una verruga con pelos que iba creciendo, poco a poco para encorvarle la nariz.

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