PAUSA

Un par de días en la vida pueden pasar muy bien. Hay días, como hoy, en los que no puedo ver más alla. Entonces, me resigno a que, por más agua que me eche en la cara, y por más que me desacomode y trate de doblegar al cuerpo, voy a estar simplemente cansado. Debería explicar cómo gente de mi tipo descansa al menos, pero hacer eso me haría caer, inevitablemente en el sentido del juicio, tan desarrollado por todos ahora. Es algo horrible esto de las modas.
Decía que de vez en cuándo, soy bueno en lo que se refiere a no ser nada. Es decir, hoy perfectamente pordría trabajar en la construcción, limpiar mi casa y cualquier otra tarea que no implique demasiado esfuerzo –mental- de mi parte. No podría aspirar hoy a escribir una cuartilla más de nada, hacer una canción ni terminar un cuadro con dos manos horribles, tocándose mutuamente, que tengo encaballetado desde ayer. Sin embargo, debo hacer de cuentas que hoy es ayer y resolver “lo que seas” matemáticos para un curso que, probablemente ya perdí de todos modos.
Entonces, me pregunto si la educación que tanto valoro –o que tan sobrevaluada está- se refiere precisamente, a la educación a la voluntad. Me remito a una entrevista a cierta diseñadora norteamericana que argumentaba que lo único que un titulo comprobaba era la paciencia del alumno, pero de ningún modo su conocimiento. Claro, que hasta los personajes más ruines de Cortazar tenían másteres y doctorados hasta en cómo sacarse un moco, y cuándo pienso en eso el Alejito esnobista que me domina casi siempre se para de la cama, donde tan bien acomodado estaba para seguir jugando Zelda y va a resolver su examen de “do it yourself” de matemáticas pensando que aunque la nota no valga, al cuerpo hay que someterlo a la voluntad propia y recriminándose por lo que piensa, si en realidad no es lo que yo pienso sino lo que piensa Cortazar. Y yo qué coño le debo a Cortazar?
Ya me arrepentire a mitad del camino, y volveré sobre mis pasos a poner mis residuos de energía creativa en un post de blogger. Si, igual, ni soy matemático ni me importa mucho serlo o quién lo sea. Si hoy –y ayer y antier- eran mis días de descanso que tanto me venía mereciendo. Un tipo como yo debe descansar, por lo menos, tres días a la semana para después venir a hacer con mi carota dura, dura, pero descansada, todos los estragos por los que tan bien se me conoce.
Y esto tendré que continuarlo luego, porque las tan renombradas energías se me estan escurriendo, como una pila mal cargada. Y todos saben lo que pasa cuando llego a ese extremo: empiezan las onomatopeyas innecesarias, las metáforas gastadas y, poco a poco, va naciendo el Alejo capaz de acostarse y pensar que Orpheu Negru es tremendo peliculón solo porque Jobim se encargó del soundtrack. Y eso si que es intolerable.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Adiós desde nuestro Boletín

Bienvenido a Gugacheck.com !