ME GUSTAN LOS FINALES FELICES

Desde que aquél personaje murió ahogado en la pantalla, generando unos once, o doce millones de dolares en ganancia cruda para los productores, situándole por encima de la aberración shakespereana en que moría (también) aferrado a su Julieta en una tumba sin esterilizar, Hollywood y las repúblicas más independientes tienden a matar a sus protagonistas al final.
El mundo no es perfecto, es más, es un lugar áspero y cruel: el público se fascina todos los días con esa realidad grotezca.
Pero si bien se tiene un "flare for the dramatics" y una fascinación por la tragedia, sé quién llora cada vez que Blancanieves no se muere envenenada, o que Guillermo Tell atraviesa la manzana sin desparramar los sesos de su hijo.
Cómo terminar una historia con un gancho? Cómo darle a la gente lo que quiere sin dejar de ganar ni sonar como un intelectual de pacotilla? Fácil: mata a tu protagonista.
Yo, en cambio, disfruto los finales felices. No me gusta extender mi fascinacion por nada más allá de terminar la historia con el sinsabor de una victoria vana. Sin malentender, es genial que muera mucha gente en las películas y, decididamente, eso aviva a menudo el final, pero si es cierto que el arte imita a la vida y hasta cierto punto, la vida también imita al arte, me complace cada vez que no se muere la niñita en brazos de su padre, que no le disparan al asaltabancos confundido o que Romeo no se envenena. Tal vez así nos decidamos a volver a nuestro curso de "philosophes" y la gente de New Orleans vuelva a su cotidianeidad como despertando de un mal sueño, los niños se zacudan las quemaduras de sus miembros en Iraq como lavándose el polvo de un juego de patio y cosas asi. Yo crecí corriendo y raspándome las rodillas en un barriecito rural que estaba lleno de arroyuelos, ríos, puentes construidos con leche de vaca, carretones, güijes, cocuyos, bicicletas remendadas y un beso en la frente cada noche al dormir y tal vez por eso tengo esa fé muy escondida en un final contundentemente feliz. Y como si fuera poco, le tomo prestada la frase que espié en un comment en su blog a lms: "I'm a lover, not a hater".
Y eso debe bastar, por lo menos por ahora.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
A mi no me importa si el final es feliz o triste, me importa que la película me sacuda, que me haga pensar, que me deje ese dolor en el estomago que me dice que tengo que ver bien mi vida
Anónimo ha dicho que…
Si y no. La tragedia es justo lo que le da la importancia a la vida: En cierto sentido, enseña a valorar la paz y la felicidad, si es que existen...

Yo, por ejemplo, no podría vivir completamente feliz. De hecho, los libros felices resultan algo tontos. En cambio la desgracias, son de materia distinta.

Pero una cosa es la literatura y otra la realidad. Las desgracias de personajes que se matan por amr como Romeo Y Julieta son arte... Las muertes por hambre o por la guerra son asesinato... Grass diría, la culpabilidad colectiva...
En eso, amigo, sabes que te apoyo completamente en los finales felices...
Anónimo ha dicho que…
El final no siempre es final... a veces es inicio... y siempre es feliz para unos y triste para otros... todo depende del punto de vista...

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