emergency exit

Ví cómo, desde el púlpito, escupían sanciones, sobre los otros algunos de los menos peores. Yo me mezclé, pero en mi defensa, siempre me mezclo con todo. Me zambuí en el mar de palmas oxidadas que se intersectaban en el aire produciendo un sonido que iba mas o menos asi: clap. Me senté, me entumecí, se me durmió la pierna derecha, cambié de posición, luego la izquierda, bostecé, le di codazos intencionales a la de al lado que hice parecer accidentales, esperé. Del concentrado amorfo de bigotes al frente a la derecha salió el matador a cantar lo nombres y luego hubo que escuchar.
Más objetívamente, el salón era pequeño, había parches de espuma forrada en el techo y las paredes para ayudar a la acústica cobarde del lugar, sillas relativamente cómodas, un sistema de sonido que, coronado por un micrófono de dos dólares, no servía, alfombras, aire acondicionado, un púlpito, las dos puertas misteriosas de todo salón desconocido, una mesa con meriendas al fondo y luces frías. Me pareció un mal augurio que hubiesemos tenido que atravesar la salida de emergencia para llegar hasta aquí, con el dibujito que tan claramente explicaba que de abrir dicha salida un ruido ensordecedor brotaría de las paredes fundiendo las palmas de las manos con las orejas. Nunca antes había violado tan clara señal de infortunio.
Sin embargo, a primera vista parecía loable la tarea emprendida. La idea de una minoría concentrada en un cuartucho mal iluminado aplaudiendo a las palabras me sonó siempre transgresoramente subversiva. Y eso siempre me atrajo. Yo me senté al fin y toda la materia insulsa desprendiéndose de la boca del orador se deslizó hasta mis oidos y mis poros y se intrudujo lentamente en mi cuerpo. Entonces, me contraje y concentré toda mi sangre en las venas del cuello y la sién y despedí a la misma materia infiltrándoseme en todas las direcciones que me adyacían salpicando asi, muy a mi gusto, a la de al lado y unos cuantos más. Después me paré y salí sin probar la merienda de la mesa a buscarme la vida en otro lado.

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