saturday night

Me muevo lentamente hacia la noche. Afuera la calle rebosa de bajas frecuencias y pechos abultados, caderas que se contonean, articulaciones mojadas, olores distintivos. Se ve todo muy claro desde una ventana grande de vidrio sucio. El aire acondicionado me sienta mejor. Afuera el aire es menos denso, pero mucho mas caliente. Hay que salir, hay que sentarse en esa mesita de plástico en la acera e interrumpir la conversación. Tomar al papel que se pasan de boca en boca fálicamente y ponerlo en la mía, aspirar, atragantarse un poco, acallar a la garganta y soltarle la vida en un suspiro. Me levanto, adentro juegan a taparse la boca y yo no puedo seguir aqui. Camino, tropiezo con ellas, ellas posan su mano en mi pecho suavemente y acercan el cuello para susurrarme algo. No escucho. Mi camisa tiene una mancha de sudor justo donde sus manos estaban. Ahora soy un despojo tambaleandose por la acera. Tropiezo de nuevo y no sé adonde voy. Pretendo que soy humo y que asciendo suavemente hacia otra bruma pero al fin soy un tipo muy sobrio en una acera llena de gente que no tiene adonde ir tropezando con todo. Me siento en un banco pegajoso porque escucho a quienes me acompañaban venir hacia donde estoy. La noche ha terminado, ahora queda una velada decadente de discutir películas, de pretenderse ávidos lectores a la luz de la luna. Ir al mar a nadar de noche, hacer el amor en un callejón oscuro, tocar timbres y correr para terminar a oscuras e ir moviendose, lentamente, hacia la noche.